Antonio Banderas y Salma Hayek, dos gatos latinos
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Un felino con fama de latinlover y una gatita sexy y audaz: así se los ve a Antonio Banderas y a Salma Hayek en su último protagónico compartido en la pantalla grande.
O más bien, se los escucha: el español y la mexicana son las voces de los dos personajes centrales de "El gato con botas", la película animada de DreamWorks que acaba de estrenarse en Estados Unidos.Por primera vez, el estudio eligió a dos latinos para liderar una superproducción nacida de la pluma -y la computadora- de sus dibujantes.
Banderas y Hayek llevan actuando en tándem desde mediados de los años '90, con seis películas juntos en su haber desde aquella "Desperado" (1995), dirigida por el también latino Robert Rodríguez, y han probado ya que son una pareja efectiva y con química.
Tanto, que para esta ocasión lograron incluso alterar la rutina de producción de un largo de animación.
"La técnica suele ser la de trabajar individualmente, grabando cada uno las voces en sesiones individuales frente al micrófono, pero en este caso le pedí al director (Chris Miller) tener la oportunidad de trabajar juntos y parte del material que grabamos en ese ensayo en realidad terminó en la película", relató Banderas ante BBC Mundo, durante la presentación del filme en Hollywood.
"Fue mi primera vez haciendo voces y tenía miedo. Pero para el momento que nos encontramos con Antonio, con el director ya teníamos definido mi personaje y era muy sólido. Me impulsaron siempre a explorar la improvisación en la comedia y eso ayudó mucho", señaló Salma Hayek, quien reconoció que parte del éxito de su carrera se debió a la facilidad de haberse "subido a las espadas" de su colega y amigo Banderas.
Con sus trayectorias a cuestas, dar vida a los gatos fue un ejercicio diferente al de poner el cuerpo frente a cámara y de a ratos, según dicen, tuvo sabor a juego.
Así lo dijo el actor: "No me gusta intelectualizar este trabajo, quizás el peor enemigo de un actor es la autoconciencia. Lo tomamos con tranquilidad y fue bueno hacerlo juntos, porque individualmente hubiera sido mucho más difícil lograr el tono de la película", una comedia para niños pero con un humor irreverente y cargado de guiños.
"Me hizo acordar a mi abuela, que me contaba las historias más fascinantes y yo debía ponerle imágenes y construirlas completas", comparó la veracruzana Hayek, de 45 años.
Latinos con cartel
Así, "El gato con botas" llevó a la primera línea de las marquesinas a dos latinos acostumbrados al trajín de la industria estadounidense.
Para Hayek, ha sido un largo camino desde su debut como una latina de un barrio conflictivo de Los Ángeles en "Mi vida loca" (1993), así como para Banderas desde "Los reyes del mambo" (1992), en la que encarnó a un inmigrante cubano tratando de abrirse camino la música.
Después, a la mexicana le llegaría su nominación al Oscar y a los Globos de Oro, entre otros premios, por su interpretación en "Frida" (2002), en la que se convirtió en la revolucionaria pintora de Coyoacán.
Banderas, por su parte, recibió su primera nominación al Globo de Oro por "Evita", junto a Madonna, y una al Tony por su paso por el teatro de Broadway. Aprendió a blandir la espada en "El Zorro", a bailar en musicales y a mantener su reputación de galán latino en un título tras otro. La estrella de la fama con su nombre en el boulevard principal de Hollywood, en 2005, confirmóque la meca del cine lo había convertido en hijo adoptivo.
Ahora, "El gato con botas" marca para los actores un nuevo hito: el de ser contratados por el uso de sus voces.
"Es una paradoja, si alguna vez pensé que había algo que no podría hacer es una película de animación en inglés, y aquí estoy. Llegué a este país sin hablar el idioma y por entonces hacer animación era inconcebible", señaló el malagueño, de 51 años.
El fenómeno, dicen los artistas, es señal de que Hollywood avanza de a pequeños pasos hacia el reconocimiento de los hispanos como una fuerza demográfica que debe ser tomada en cuenta, no sólo en las butacas del cine sino también en las oficinas de los estudios.
Eso significa, en parte, superar los estereotipos de la latina como femme fatal y de los hombres hispanos como pandilleros mal hablados o villanos de piel morena.
"Cuando vine a Estados Unidos, hace 21 años, alguien me dijo que, si me quería quedar, siempre me iba a tocar protagonizar a los malos en las películas. En estas más de dos décadas, las cosas han cambiado bastante: muchas generaciones de latinos han venido a este país, de situaciones políticas y sociales difíciles, y han trabajado duro para mandar a sus hijos a la universidad. Bueno, esos niños son hoy doctores o arquitectos o miembros de la Corte Suprema. Y creo que Hollywood refleja ese cambio que ha sufrido la sociedad estadounidense", señaló Banderas.
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